La Comadreja el Cazador Fantasma
Oculto en Sierra Bermeja tiene que estar el ojo y el olfato, además de contar con cierta suerte.
Culebrearán por árboles, arbustos y pastizales sin apenas dejar rastro incluso cuando se acercan a algún río o arroyo para beber, aunque no son muy dadas a ocupar las zonas húmedas y encharcadizas ni los bosques demasiado espesos. Quizá sea el oído bien entrenado el sentido que más nos valga para, al menos, saber que andan cerca: su nerviosísimo temperamento
transmite por el aire un sonido inconfundible. Sonido que suena a nervio y a velocidad.
Una comadreja consume de media uno o dos pequeños mamíferos al día; preferentemente ratones y topillos, aunque no desdeña
insectos, caracoles, lagartos y lagartijas, pequeñas aves, musarañas, ratas e incluso conejos. Su efecto ecológico en los cultivos es altamente beneficioso, aunque no sea un animal querido por los granjeros. Esto generalmente se debe a que, cuando vienen mal dadas,
normalmente en los años de sequía, las comadrejas transmutan en pequeñas vampiras que sobreviven a base de beber la sangre de
cualquier animal enjaulado que no pueda escapar, como las gallinas.
Por suerte, en esta zona del sur peninsular la climatología propia del Estrecho de Gibraltar no se porta tan mal con ellas, aunque no por ello deja de ser apreciable ese ciclo de escasez/abundancia que caracteriza a sus poblaciones, lo que también permite evaluar los mismos parámetros en sus presas.
Con mucha suerte en un paseo, o con muchísima paciencia y experiencia de rastreo a las espaldas, podremos deleitarnos con la
visión de las comadrejas, pues lo usual es, si acaso, atisbar un veloz rayo pardo y blanco desapareciendo en la vegetación.
Pequeño Vídeo de la situación en Sierra Bermeja luego del incendio: