Mujeres astronautas
Cuando piensas en viajes espaciales, ¿qué nombres te vienen a la mente? Seguro que recuerdas a la perrita Laika, el primer ser vivo en orbitar la Tierra. Pero, además de ella, lo más probable es que evoques nombres masculinos, como los de Yuri Gagarin o Neil Armstrong, que suelen ser los más conocidos. Y, sin embargo, no han sido pocas las mujeres astronautas que han atravesado la atmósfera terrestre. Una actividad para la que, según algunos estudios, podrían estar innatamente mejor capacitadas que los hombres.
A pesar de todo, su papel parece quedar en una segunda posición. No solo en el espacio exterior, sino en cualquier ocupación que esté relacionada con el ámbito científico. Para tratar de visibilizar a las mujeres científicas, la Cátedra de Cultura Científica del País Vasco (UPV/EHV) cuenta con su blog Mujeres con Ciencia. Una excelente tarea que pretende demostrar lo que han logrado ellas en la ciencia y en la tecnología.
Tomando como base este trabajo, te vamos a hablar sobre mujeres astronautas que desafiaron los límites más allá de los confines de nuestro planeta y consiguieron llegar muy lejos.
El 16 de junio de 1963, la cosmonauta Valentina Tereshkova, de 26 años, se convirtió en la primera mujer en viajar al espacio. Su nombre en clave durante la misión fue Chaika, que significa gaviota en ruso.
Su viaje duró 70 horas y 50 minutos. Efectuó 48 órbitas alrededor de la Tierra. Superó en un 50 % el tiempo de todos los astronautas norteamericanos que habían circunvolado el planeta. La URSS se apuntó un gran tanto en la carrera espacial y Valentina fue nombrada Héroe de la Unión Soviética y distinguida con la Orden de Lenin. Sin embargo, como ella misma confesó años más tarde, la empresa fue toda una odisea.
Aunque no soñó con ser astronauta desde su infancia, Ellen se dio cuenta de que podía alcanzar las estrellas, como había hecho Sally Ride en junio de 1983.
Tras vivir años intensos de preparación, su carrera no se detendría. Su perseverancia y esfuerzo fueron compensados al participar en cuatro misiones espaciales y acumular 978 horas de vuelo. Vistiendo su traje favorito y viviendo en un ambiente de microgravedad, Ellen se sintió tres veces más liviana que en la Tierra.
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